Carta policías y guardias civiles al Gobierno| ¡Qué tontos fuimos!

No, no volverá a suceder sobre todo porque ya mi pulso tiembla y los años han ralentizado mis pasos. Solo me atormenta una pregunta: ¿Valió la pena? ¿De verdad tanto miedo, tanto sacrificio, tantas vidas destrozadas, tanto años de duro trabajo sirvió para algo? ¿No hay nadie entre los ciudadanos más jóvenes que diga basta ya? ¿Están ustedes esperando que nuevamente seamos los sexagenarios "ángeles grises, marrones, azules y verdes" los que volvamos a luchar por la libertad?

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COMBO FOTOGRAFÍAS. ESPAÑA, 09 DE SEPTIEMBRE DE 2023. Imágenes recientes, de 2022, del terrorista asesino exjefe de ETA y coordinado del brazo político de esta banda terrorista en las instituciones, EH Bildu, Arnaldo Otegi Mondragón, que se ha convertido en el socio del PSOE para hacer presidente de Gobierno de coalición de España al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez Pérez Castejón (d). Fotos Efe. Combo de fotografías Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Barcelona (España), sábado 9 de septiembre de 2023 (Lasvocesdelpueblo).- «Dios salve a España. 🇪🇸🇪🇸. Tras más de cuatro décadas en la Policía Nacional o la Guardia Civil, hoy tengo que decir lo mismo que dijo el rey Juan Carlos I de España: «Lo siento, me he equivocado. No volverá a suceder». Me equivoqué como lo hicieron decenas de miles de policías y guardia (los que yo llamo «ángeles grises, marrones, azules y verdes«).

Sí, nos equivocamos de bando. Creímos ciegamente en nuestro Gobierno y cuando aún no era un hombre, junto a otros muchos jóvenes, no dudamos en defender la Constitución. ¡Qué tontos fuimos! Creíamos que el honor estaba «en defender al inocente», «en reforzar la Ley», «en proteger al ciudadano», en ser los escoltas de un estado de derecho. ¡Que estúpidos fuimos!

Fíjense que estábamos dispuestos a dar la vida por ello (muchos hermanos grises, marrones, azules y verdes la dieron). Desdichadas esposas, desamparados huérfanos, madres que sufrían en silencio, escuchando el parte diario de los ángeles grises, marrones, azules y verdes que caían a diario.

Los que sobrevivimos al genocidio de policías y guardias, ingenuamente creíamos que había valido la pena derrotar ETA, lograr la paz ciudadana, una España más segura y libre. ¡Cuánta ingenuidad en tan recias espaldas!

Lo siento: Me he equivocado. No lo volveré a hacer. Me equivoqué porque al parecer el cuento no era como mi Gobierno me dijo. Pues quienes asesinaban cobardemente por la espalda (terroristas de la ETA) a «los ángeles grises, marrones, azules y verdes (policías nacionales y guardias civiles)» lo hacían en realidad dentro de una lucha por la libertad de todos los españoles. Es por ello que ahora el Gobierno de mi país, los saca de las cárceles y les hacen homenajes con honores de héroes. Dejaron las capuchas con las que se ocultaban y, con las manos aún manchadas de sangre, juraron por imperativo legal (sus nuevos cargos políticos en la administración e instituciones) y mi Gobierno lo permitió.

Hoy, aquellos heroicos «ángeles grises, marrones, azules y verdes», somos ya mayores, aunque no lo buscábamos, así como tampoco encontramos nunca el reconocimiento a nuestra dura y peligrosa labor y somos ángeles nunca caídos, pero si arrojados a la miseria como premio a nuestra entrega y sacrificio.

Los «ángeles grises, marrones, azules y verdes» no buscamos recompensas ni agradecimientos, buscamos honor y dignidad. Pues no se trata de que mi Gobierno permita que la Policía Nacional y la Guardia Civil tengamos los peores sueldos y pensiones de todas las Policías de Europa. Lo que es insufrible es ver todos los días el mal trato miserable que da nuestro Gobierno a nuestros ya viejos «ángeles grises, marrones, azules y verdes» en comparación con el que mi Gobierno dispensa a los asesinos de mis hermanos «grises, marrones, azules y verdes»;  unos asesinos que nunca se han arrepentido, ni lo haran jamas.

Me equivoqué. Ser un cobarde asesino o un carnicero despiadado hubiera sido un mejor oficio: buena paga y hasta mejor jubilación como diputado. Además, seríamos agasajados y hasta el Gobierno, mi gobierno, me trataría como un igual y hasta me tacharían de «hombre de paz».

No, no volverá a suceder sobre todo porque ya mi pulso tiembla y los años han ralentizado mis pasos. Solo me atormenta una pregunta: ¿Valió la pena? ¿De verdad tanto miedo, tanto sacrificio, tantas vidas destrozadas, tanto años de duro trabajo sirvió para algo? ¿No hay nadie entre los ciudadanos más jóvenes que diga basta ya? ¿Están ustedes esperando que nuevamente seamos los sexagenarios «ángeles grises, marrones, azules y verdes» los que volvamos a luchar por la libertad?

Dios salve a España. 🇪🇸🇪🇸».