CATALUÑA| CUP se disuelve en el «Procés de Garbí»

Documento disolución y refundación de CUP: "10. Autodeterminación por la ruptura democrática. Se validó la autodeterminación como elemento de desestabilización del poder capitalista español, y una vía con mucho potencial de ruptura real. 12. Sobre el papel de la burguesía y la estructuración social del independentismo. El proceso no fue un proceso político burgués. Mientras que la gran burguesía catalana nunca apostó por el proyecto independentista (y lo combatió) por su propia condición de existencia, vinculada a las estructuras del capital estatal e internacional, la burguesía media se dividió entre aquellos sectores más vinculados al 'Estado, contrarios, y otros más vinculados al ámbito autonómico, que sí adoptaron posiciones más favorables al independentismo en tanto que podían ver en el proyecto de una independencia ordenada bajo los marcos de la UE y por tanto, integrada en los mercados globales, una oportunidad de mejorar su posición. La pequeña burguesía, sin un papel dirigente en la sociedad catalana ni de gran privilegio, se circunscribió más en torno a los intereses mayoritarios del pueblo trabajador"

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FOTOGRAFÍA. BARCELONA (ESPAÑA), 16 DE DICIEMBRE DE 2023. En la imagen los nuevos ideólogos de la neocomunista leninista y separatista Candidatura de Unidad Popular (CUP) que muere hoy, 1 de diciembre de 2023, en una refundación que acabará en junio de 2024. Estos individuo forman parte del llamado "Grupo Motor" -que es a su vez un órgano integrado por 17 militantes quienes representan las diferentes sensibilidades políticas y territoriales de la organización extremista CUP. De la izquierda a la derecha, desde arriba hacia abajo, están: Adrià Plazas, Barcelona (Barcelona), 28 Años; Armand Simón, Sort-Pallars (Pirineus), 54 años; Berta Ramis, Manresa (Catalunya Central), 30 años; Blai Taberner, Cardedeu (Vallés Oriental-Bajos Montseny), 30 años; Esther Sancho, Lérida (Ponent), 48 años; Glòria Rubio, Gelida (Penedès), 38 años; Ignasi Bea, Sant Cugat (Vallès Occidental), 38 años; Iñigo Robredo, Cornellà (Baix Llobregat), 36 años; Maria Gordillo, Sant Cugat (Vallès Occidental), 26 años; Marta Guillaumes, Salt (Nord Oriental), 46 años; Non Casadevall, Banyoles (Nord-Oriental), 48 años; Núria Comerma, Aiguafreda (Alt Ter), 40 años; Oriol Rebull, Lleida (Ponent), 42 años; Pau Ortínez, Igualada (Penedès), 33 años; Robert Sabater, Viladamat (Nord-Oriental), 43 años; Su Moreno, Capellades (Penedès), 38 años; y Xavi Monge, Vilassar de Mar (Maresme), 38 años. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Barcelona (España), sábado 16 de diciembre de 2023 (Lasvocesdelpueblo).- El éxito de la resistencia de los catalanes al golpe de estado de 2017 se materializa hoy en Gerona, donde Cataluña será testigo en persona de la «derrota» del PROCÉS: el golpe. la formación política avanzadilla más ultra del golpismo de la esvástica amarilla, que es quinta fuerza política del Parlamento de Cataluña: Candidatura de Unidad Popular (CUP), se ‘resucitará’ en junio de 2024 como nuevo proyecto político con objetivo: «La construcción de una República independiente, socialista, feminista y ecológica para los Países Catalanes».

Concretamente, CUP se disuelve este sábado en en el «Procés de Garbí» —eufemismo separatismo que estos supremacistas y comunistas se han inventado para rehuir de la palabra «refundación» de la CUP. Se trata de «proceso de debate interno» que culminará en una asamblea que tendrá lugar en mayo y junio de 2024.

La disolución de la CUP iniciará a las 10:00 horas de la mañana por la mañana de este sábado en La Feria de Gerona, Palacio de las Ferias, Paseo de la Devesa, 34, 17001 Gerona.

«De la Asamblea ‘Nacional’ saldrá la nueva estrategia política y organizativa de la CUP, así como el inicio de la renovación del Secretariado ‘Nacional’ adecuado al resultado de la nueva propuesta», así desprende del documento de refundación de CUP. Lasvocesdelpueblo ha tenido acceso al documento refundacional de CUP (pdf) y varios textos sobre el «Proceso de Garbí».

Dicha asamblea pondrá fin al proceso de refundación y abrirá una nueva etapa en la que sean los votantes del separatismo los protagonistas y no la clase política secesionista.

CUP, que ya perdió la iniciativa completamente en toda Cataluña desde 2021 cuando VOX le dio el ‘sorpasso’ en las urnas, intenta -con su disolución y refundación- captar el voto de los indignados separatistas después de que la ultraderecha separatista Junts per Catalunya y su líder fugado de la Justicia española, Carles Puigdemont Casamajò, y la extrema izquierda separatista ERC han decidido entregar al Partido Socialista y a Pedro Sánchez Pérez-Castejón el timón del golpe.

La decisión de esta antiEspaña del «terrorismo callejero» en Cataluña viene después de que las bases del separatismo -movilizadas en la principal asociación separatista en Cataluña, Asamblea Nacional Catalana (ANC)- ya han iniciado los trabajos internos para crear una candidatura de gente de a pie secesionista a las próximas elecciones catalanas del próximo mes de febrero de 2025.

Esta candidatura de ANC a las elecciones catalanas debilita gravemente a ERC y Junts mientras en el caso de la CUP podría significar su expulsión del Parlamento de Cataluña y Ayuntamientos durante varias décadas al no contar con municiones suficientes para sobrevivir.

TITULARES DEL DOCUMENTO DE REFUNDACIÓN DE LA CUP

Ciertas palabras que usan esos individuos antiespañoles pueden herir la sensibilidad del patriotismo español: «país», «países catalanes», «nacional», «estado catalán», «libertad del pueblo catalán» como si de una colonia se trata, «Asamblea Nacional», como si Cataluña fuera una nación, etc..

Lasvocesdelpueblo reproduce, a continuación, titulares traducidos y en dialecto catalán del documento de refundación de la CUP, el llamado «Procés de Garbí» (Proceso de Garbí).

«¿Qué es el Proceso de garbí? Después de ser un actor político clave para algunos de los principales acontecimientos políticos en estos últimos 20 años, la CUP necesita poner al día su estrategia y sus formas de trabajo político y organizativo. El Proceso de Garbí es un espacio de análisis, participación y debate que tiene el objetivo de afilar la CUP en tanto que herramienta para la construcción nacional y la transformación social de los Països Catalans.

¿Cuáles son los objetivos del proceso? Actualizar, reorganizar y dar un nuevo impulso al proyecto político de la CUP. Queremos, pues, afinar planteamientos, estrategias y métodos de trabajo poniendo los cimientos para que la CUP esté en las mejores condiciones para hacer su aportación a la lucha por la justicia y la libertad del pueblo catalán, así como, más concretamente, por una reorganización y adecuación del espacio político de la unidad popular y de la izquierda independentista.

¿Quién puede participar? La militancia de la CUP y también la de diversos espacios políticos, sindicales, movimientos y asociativos interesados ​​en el avance del proyecto de la unidad popular y sus objetivos: la construcción de un país independiente, socialista, feminista, ecologista y territorialmente justo. Es por eso que tenemos pretendemos extender este proceso para contar con las organizaciones políticas, sindicales, antirrepresivas, juveniles y estudiantiles con las que compartimos prácticas y espacios y seguir construyendo codo con codo con ellas unidad popular. El Proceso de Garbí es un proceso abierto y podrá participar, aparte de la militancia de la CUP, aquellas personas que, coincidiendo con los objetivos del proceso, quieran vincularse a ellos a través de aquellos espacios de participación abiertos generarán en el ámbito local, territorial y nacional.

¿Cómo será el proceso?

Fase 0: Preparación y presentación. Preparación del Proceso de Debate y conformación del Grupo Motor, órgano integrado por 17 militantes que representan las distintas sensibilidades políticas y territoriales de la organización.

Fase 1: Elaboración de la Propuesta base de debate. El Grupo Motor elabora un que debe recoger las máximas sensibilidades políticas y territoriales de la organización de cara al Congreso Nacional Abierto. Paralelamente, las asambleas territoriales y/o locales que lo consideren conveniente impulsarán espacios de encuentro para empezar a trabajar en aportaciones al Proceso de Garbí.

Fase 2: Debate en todo el territorio. Inicio de la fase participativa a través de un Congreso Nacional Abierto de la CUP para debatir a fondo las propuestas del documento planteado por el Grupo Motor. Una vez se haya hecho el Congreso Nacional Abierto, se iniciarán los debates territoriales donde se recogerán las aportaciones a la Propuesta de Debate . También se desarrollarán debates locales para conseguir la máxima participación y capilarización territorial posible del proceso de debate.

Fase 3: Resolución del Proceso de Garbí. Finalizada la Fase 2, el Grupo Motor elaborará la Ponencia Política y Organizativa de cara a la Asamblea Nacional de la CUP que culminará el proceso de debate. Esta ponencia deberá incorporar las aportaciones recogidas en el proceso, sometiéndose al más amplio debate en todo el territorio, que se extenderá durante tres meses, antes de ser votada y validada en la Asamblea Nacional. De la Asamblea Nacional saldrá la nueva estrategia política y organizativa de la CUP, así como el inicio de la renovación del Secretariado Nacional adecuado al resultado de la nueva propuesta.

¿Sobre qué se debatirá? Queremos hacer balance de la actividad e incidencia de la CUP en el ámbito nacional, territorial y municipal, así como en los distintos ámbitos sectoriales y temáticos. El debate se estructuró en cuatro grandes bloques:

1.- Cómo leemos la coyuntura actual en nuestro país ya nivel internacional

2.- Qué balance hacemos de la aportación de la CUP a nuestro país en las últimas décadas

3.- Las bases de la apuesta estratégica de la CUP, una propuesta para la construcción de una República independiente, socialista, feminista y ecológica para los Països Catalans».

MÁS TITULARES DEL DOCUMENTO REFUNDACIONAL DE CUP

En español. El estado del mundo hoy: transformaciones económicas del capital, crisis climática y ecológica y cambios geopolíticos

Nos encontramos en un sistema capitalista en crisis desde hace décadas. A partir de los años 70 las dificultades para mantener altas tasas de beneficio empujaron a un giro económico de la economía productiva, hasta entonces orientada mayoritariamente a la industria, hacia la economía financiera, hasta que la imposibilidad de la economía real cumplir con los beneficios a futuro con los que se especulaba en el sistema financiero estalló con la crisis de 2008.

Desde entonces, el capital sigue teniendo graves problemas para rentabilizarse en la esfera productiva por la caída de la tasa de ganancia, y ante la dificultad por la expansión territorial y la obtención de nuevos mercados, ha encontrado en la inflación la forma de mantenimiento de beneficios, a la vez que aumenta la competencia internacional y la presión sobre recursos y mercados. Sin embargo, no puede analizarse la situación en la que se encuentra el sistema capitalista actualmente sin tener en cuenta que también estamos ante una crisis climática y ecológica sin precedentes, fruto del uso irracional de los recursos en la dinámica de crecimiento constante e inherente del modo de producción capitalista, que ha topado, desde hace años, con los límites del planeta.

La consiguiente emergencia climática con numerosas catástrofes y cambios (fenómenos meteorológicos extremos, reducción de recursos naturales, energía, agua, gestión de residuos, cambios paisajísticos, migraciones, pandemias…) están modificando las condiciones de habitabilidad del planeta. Es necesario que entendamos esta crisis ecosocial como un proceso social que ya empezamos a sufrir, donde la lucha de clases se acentuará por la necesidad de cada clase a imponer sus intereses, así como los estados del centro capitalista lucharán por exportar las catástrofes a la periferia.

Ante esta situación, los grandes capitales y la burguesía buscarán adaptarse a estos límites (nuevos nichos de mercado a través del capitalismo verde, aumento de los precios de materias primarias que escondan procesos especulativos, control oligopólico de los productos básicos…), mientras que las fuerzas revolucionarias deberemos aprovechar la evidencia de la irracionalidad de un sistema capitalista que nos acerca al colapso de un planeta finito, para mostrar a ojos de grandes capas de la sociedad la necesidad de un sistema basado en la economía planificada democráticamente que permita un uso racional de los recursos. A nivel geopolítico, estamos viendo cómo aumenta el rearme de las potencias imperialistas a escala global y crece la tensión bélica en busca del enemigo externo, ya que, como hemos dicho, cada vez se hace más difícil mantener la rentabilidad del capital, lo que implica un aumento de la competencia también a nivel internacional.

En la lucha por la explotación de los recursos materiales, humanos, el control de las rutas mercantiles o la hegemonía en los mercados, el bloque imperialista central hegemónico (OTAN, EE.UU., y una UE completamente subsumida a los intereses de los primeros) lucha por frenar el desarrollo de otras potencias que ponen en cuestión su dominio mundial; potencias en ascenso que interrumpen el paradigma bipolar geopolítico había hasta hace pocos años. Esta pérdida de hegemonía a nivel global aumenta la agresividad bélica por el control de los recursos y las zonas de influencia.

La guerra en Ucrania puede entenderse como una expresión reciente en Occidente de ese proceso. También es necesario destacar que a pesar de existir este contexto hostil, sobreviven y nacen un montón de resistencias y conflictos (en América Latina, Oriente Medio o África subsahariana) que desde proyectos políticos diversos desafían la expansión económica y militar imperialista y colonialista. Estos tres elementos (crisis capitalista, crisis ecosocial y conflictos geopolíticos), diferenciados pero correlacionados, nos abocan a una crisis energética y de suministros y un empeoramiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora en todo el mundo.

Las respuestas que se están dando a esta situación en todo el planeta son múltiples en función del papel que juega cada región en el sistema económico internacional y de las dinámicas internas propias de cada estado o territorio.

La Europa del capital. Si ponemos el foco en Europa (un proyecto neoliberal creado para rentabilizar el capitall), vemos cómo su economía, en su proceso de integración en el mercado único, se ha caracterizado por una fuerte polarización de las economías estatales que la integran y sin la cual no puede entenderse el efecto diferenciado de la crisis financiera de 2008 en la que seguimos inmersas. La respuesta que está dando la UE a esta crisis, acentuada por la pandemia, es distinta a la del 2008.

En ese momento la reacción de los gobiernos europeos fue intentar garantizar la continuidad del sistema financiero a través de rescates con dinero público sostenidos por políticas de austeridad desacomplejadas (grandes recortes del sector público, privatizaciones…), que tuvieron un impacto abrupto en el nivel de vida de la población europea, a través de la pauperización de los estados del bienestar ya perjudicados por décadas de externalizaciones y infrafinanciación.

Este hecho impactó sobre todo en los países del sur, muy dependientes de los sectores turísticos y de la construcción, así como de su especulación derivada. Actualmente, en cambio, la UE está apostando por el sostenimiento del sistema financiero y productivo a través de grandes inyecciones económicas de dinero público bajo el mantra neoliberal de la colaboración público-privada.

Estas inyecciones, como pueden ser los Fondos Next Generation, se disfrazan de «fondos para cambios estructurales para la transición ecológica», pero realmente consisten en reforzar las lógicas neoliberales de transferencia de dinero público en el sector privado. Esta forma de mantenimiento de los beneficios empresariales a través de dinero público, sumado a la apuesta por mantener ayudas sociales que permitan evitar el conflicto, están provocando que el empeoramiento de las condiciones de vida de las trabajadoras sea más lenta y difícil de detectar que en 2008, lo que dificulta la movilización y la respuesta social.

Paralelamente, estamos viendo cómo los estados europeos refuerzan las políticas de control y dominación desde una lógica clasista y racista bajo el discurso de la seguridad y el enemigo externo (cierre de fronteras, control de migraciones, políticas y violencia racista… que la crisis multidimensional acentuará, tal y como estamos viendo en las negociaciones del pacto migratorio europeo que apuntala a la necropolítica de la UE en política exterior) para desviar la atención y no hacer frente a la necesaria superación del capitalismo como principal causante de los problemas que hemos descrito.

Este proceso está coincidiendo y legitimando el auge de discursos reaccionarios a nivel internacional y estatal que vinculan tesis marcadamente racistas, clasistas, machistas, ultranacionalistas y negacionistas del cambio climático para dar respuesta conservadora en términos ideológicos y culturales a la crisis. Estos tipos de discursos, que son especialmente fuertes entre hombres jóvenes, y que podemos leer como una reacción a los avances en términos culturales conseguidos por las posiciones transformadoras en el ciclo anterior, se han extendido por todo el mundo, y también se han realizado fuertes en España y en los Países Catalanes.

Un breve repaso de la historia y evolución de la Candidatura de Unidad Popular

La actualidad nos arrastra día a día y nos dificulta reflexionar sobre nuestra militancia y nuestra acción política. Por eso el grupo Motor del Proceso de Garbí hemos querido aprovechar el espacio y la oportunidad del proceso para debatir sobre el papel político de la CUP en los últimos años.

Para entender qué victorias hemos conseguido y en qué puntos hemos cometido errores para no repetirlos y poder realizar un aprendizaje colectivo que nos permita desplegar toda la potencialidad del proyecto de Unidad Popular. La CUP se crea dentro del movimiento del independentismo de izquierdas catalán que arranca en 1969 con la fundación del PSAN. Su origen es la Asamblea Municipal de la Izquierda Independentista (AMEI) creada a finales de 1986.

La AMEI nació por la necesidad de dar un salto adelante en la maduración política del movimiento, articulado alrededor del MDT y muy centrado hasta entonces en la agitación. Se partía de la experiencia de concejales independentistas y especialmente del trabajo de las alcaldías de Arbúcies y Ribes.

En las elecciones municipales de 1987 se presentaron las primeras listas con el nombre de Candidatura de Unidad Popular. Es a raíz del Proceso de Vinaròs que la Izquierda Independentista apuesta por un nuevo impulso de las Candidaturas de Unidad Popular que toma en un inicio una forma más propia de una coordinadora de candidaturas locales de carácter municipalista vinculadas a la Izquierda Independentista.

Con el crecimiento de Asambleas Locales y candidaturas en todo el país, la CUP transforma progresivamente su organización, una evolución que se materializa en 2012 en la Asamblea Nacional celebrada en Reus y que consolida la Candidatura de Unidad Popular como una organización política de carácter nacional.

A lo largo de los últimos 20 años la tendencia al crecimiento ha sido constante y sostenida, si bien en las últimas elecciones hubo un descenso de candidaturas y concejales y concejalas electas. En 2003 se presentaron 12 candidaturas que obtuvieron 6 electos; en 2007 fueron 35, con 22 electos; en el 2011 fueron 99, con 101; en 2015 fueron 156, con 385; y en 2019 se alcanzó el récord histórico de 196 candidaturas, si bien con 334 electos.

Finalmente, en las últimas elecciones municipales de 2023 se presentaron bajo el paraguas de Alternativa Municipalista de la CUP un total de 167 candidaturas que obtuvieron 313 concejales y concejalas.

La ola movilizadora del 15-M, el fuerte crecimiento del movimiento feminista en defensa del aborto, y el movimiento en defensa del derecho a la vivienda y el proceso, entre otros, generan un ciclo movilizador que tiene un impacto directo en los mejores resultados en las municipales en 2015 con el mayor número de votos de la historia de la CUP y el mayor número de concejalas. En este momento son muchas las candidaturas que pasarán a formar parte de gobierno, en solitario o de forma compartida con otras fuerzas políticas, con el cambio en la acción institucional que esto supone.

No es una coincidencia que sea durante el mandato 2015-2019 cuando se produzca el punto álgido del Proceso con la celebración del 1-O en 2017, cuando la CUP se encuentra más fuerte que nunca, tanto en militancia como en la representación institucional, como los soportes en su discurso. En esta evolución hay que tener en cuenta la irrupción de la CUP en el Parlament de Catalunya en 2012 con 3 escaños (126.219 votos) que supuso un impulso de asambleas locales y candidaturas en todo el territorio con un aumento de la visibilidad pública y la referencialidad política para el independentismo de izquierdas.

Los resultados electorales en el Parlamento de Cataluña han sido desiguales y cambiantes, muy marcados por los contextos políticos en los que se han celebrado las elecciones. En 2015, la CUP obtuvo sus mejores resultados con 11 escaños, representación por las cuatro circunscripciones y 336.375 votos. En 2017, en las elecciones convocadas bajo la aplicación del artículo 155, se obtuvieron 4 escaños con 195.246 votos. En las últimas elecciones de 2021, marcadas por una fuerte abstención, la CUP obtuvo 9 escaños con 189.924 votos.

Para acabar el repaso de resultados electorales hay que mencionar la entrada en el Congreso de los Diputados de Madrid en 2019 con dos escaños y 246.971 votos, y la pérdida de representación en las últimas elecciones de 2023 con 98.794 votos.

Sin embargo, tanto los errores como los aciertos del anterior ciclo, así como una coyuntura adversa en clave nacional y social (tal y como se ha desarrollado en el apartado de análisis de coyuntura) nos obligan a asumir el reto de afilar la herramienta y el proyecto político de la CUP.

Es por eso que en este bloque proponemos abordar tres cuestiones centrales: el análisis de la lucha institucional de la CUP tanto en los ayuntamientos y otros entes locales (consejos comarcales y diputaciones, principalmente) como en el Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados; el ciclo político independentista marcado por el 1 de Octubre; y la evolución del modelo organizativo de la CUP.

Análisis del proceso movilizador 2011-2019

Ponemos el foco – lectura conjunta del ciclo del 1-O

En la labor política de nuestra organización ha sido primordial la capacidad de generar movilización y organización a través del conflicto. En el ciclo movilizador que podría comprender entre 2011 y 2019 (15-M, movimiento feminista, lucha por la vivienda, huelgas generales…), se inscribe también el proceso independentista. Nos proponemos hacer un análisis profundo de lo que supuso el ciclo del 1-O y los aprendizajes que podemos extraer como organización, como experiencia reciente y primordial para la historia de nuestro país.

La jornada del 1 de octubre fue uno de los momentos más cercanos a un escenario insurreccional que hemos vivido en los Països Catalans y en la Europa Occidental en las últimas décadas; esto hace que sea necesario analizar todo el ciclo político que lo posibilitó y su cierre para mejorar nuestra labor de cara a nuevos embates o ciclos de conflicto político. Este análisis debe realizarse desde la honestidad y evitando las culpabilizaciones, personificaciones y ejercicios de política ficción. El objetivo es extraer aprendizajes políticos de utilidad.

En primer lugar, es preciso enmarcar el ciclo del 1 de octubre como un proceso de acumulación de fuerzas en el que convergen elementos activadores de carácter nacional o independentistas (consultas populares por la independencia, proceso y sentencia del Estatut, etc. con activadores de carácter social y de clase (crisis 2008, movimiento de los indignados, 15M, huelgas generales, movimiento feminista, etc.).

Ambos impulsos se retroalimentan y acertadamente, para buena parte de la población catalana la solución que canaliza ambas aspiraciones es la autodeterminación del pueblo catalán. La aportación de nuestro espacio político fue primordial: el impulso de las primeras consultas por la independencia, la actualización de la propuesta independentista transformadora, la propuesta del referéndum, la socialización de la desobediencia a grandes masas de población, la creación de los CDR o el impulso del espacio autodeterminista del 3 de octubre son algunos ejemplos.

Con una voluntad introductoria y poco exhaustiva, el Grupo Motor del Proceso de Garbí identificamos los siguientes aprendizajes como elementos disparadores e incluso, conflictivos entre ellos, del debate en torno al análisis retrospectivo del ciclo político anterior.

1. Necesidad de una lectura política compartida. La existencia de una lectura dispar en el seno de la CUP respecto al Proceso dificultó la actuación clara y unísona en distintos episodios del último ciclo político.

2. Necesidad de análisis profundo del poder. El último ciclo mostró la fortaleza del capital y el Estado de desplegar su poder político a pesar de la masiva movilización desobediente del pueblo y de las instituciones catalanas. Hay que profundizar en el análisis del Estado, la Unión Europea, así como del conjunto de instituciones catalanas sometidas a ellas para desplegar una mejor estrategia que combata cada uno de los frentes que el Estado tiene en sus manos para detener la independencia.

Este análisis debe permitir identificar qué estructuras o instituciones de carácter popular y alternativo es necesario desplegar para sostener un futuro embate en mejores condiciones.

3. El papel de las instituciones. El 1 de octubre fue posible por una exitosa combinación entre Poder Popular e institucionalidad alternativa y la institucionalidad legal. Sin una red clandestina de organización material del referéndum, así como una red de CDR que defendieran materialmente su celebración, no hubiera sido posible. De la misma forma, sin una implicación institucional tanto en términos propagandísticos como de creación de legitimidad (legal y simbólica), tampoco.

4. Sobre la política de alianzas y la correlación de fuerzas. Sólo una fuerza revolucionaria, que no rehuye la inestabilidad y el conflicto, es capaz de llegar hasta el final en el ejercicio del derecho a la autodeterminación, por lo que el liderazgo de fuerzas burguesas –por su naturaleza– es incompatible con llegar a un momento revolucionario como puede ser la independencia.

Esto no implica negar las alianzas tácticas con las que se considere oportuno en función de la coyuntura (analizando cuidadosamente a qué intereses estamos contribuyendo en cada momento), pero en un momento de conflicto, un espacio revolucionario liderado por la clase trabajadora debe aspirar a convencer y arrastrar a amplios sectores de la sociedad en la construcción de este bloque histórico que nos permita avanzar en los intereses del pueblo trabajador catalán.

5. Buena capacidad de socialización de planteamientos propios. Se lograron socializar planteamientos históricos de la Izquierda Independentista, desde cuestiones más políticas de concepciones respecto al estado español y al capitalismo (autoritarismo estado español, incompatibilidad democracia y capitalismo…) a socializar masivamente muchas de las formas de lucha (desobediencia, organización popular, movilización, cultura antirrepresiva…) que el EI había incorporado durante años en su praxis política, y se logró debilitar planteamientos hegemónicos hasta el momento.

6. Una organización preparada para el conflicto. Ante el escenario de conflicto, la organización y su estructura mostró algunos aciertos, pero también algunas debilidades. Es necesaria una organización que tenga la capacidad de integrar, generar y sostener escenarios de conflicto.

7. La represión. Es necesario dotarnos de una respuesta consensuada en clave antirrepresiva, en coherencia con el proyecto y la estrategia que nos permita sostener el conflicto a la vez que se da respuesta a los embates represivos.

8. La multiplicidad de direcciones. La existencia de direcciones diferenciadas entre organizaciones del EI, con ámbitos de actuación y niveles y tipos de información diferentes profundizó en las lecturas distintas del momento político y generó disfunciones. Asimismo, se generó una dependencia de la CUP, que de facto se convirtió en dirección de la Izquierda Independentista.

9. La honestidad. Más allá de los errores políticos o la derrota del movimiento independentista, el hecho de no afrontar con honestidad las lecturas del ciclo y sus limitaciones impactó negativamente en la organización y el movimiento, hizo que perdiera credibilidad, sumado al bloque del espacio institucional independentista y al desengaño con éstos. Probablemente esto fuese un elemento que nos hiciera perder más apoyos, simpatías e incluso militancia, a pesar de la coyuntura derivada de no haber alcanzado nuestro objetivo.

10. Autodeterminación por la ruptura democrática. Se validó la autodeterminación como elemento de desestabilización del poder capitalista español, y una vía con mucho potencial de ruptura real.

11. Las condiciones contextuales que posibilitaron el 1 de octubre. El ciclo Proceso y el 1 de octubre fue posible por una conjunción de una evidente crisis económica, una impugnación sistémica amplia y la evidencia de los límites a las aspiraciones mayoritarias del pueblo catalán en el Principado en España. Repetir una situación insurreccional como la del otoño de 2017 requiere crear estas condiciones contextuales previas.

12. Sobre el papel de la burguesía y la estructuración social del independentismo. El proceso no fue un proceso político burgués. Mientras que la gran burguesía catalana nunca apostó por el proyecto independentista (y lo combatió) por su propia condición de existencia, vinculada a las estructuras del capital estatal e internacional, la burguesía media se dividió entre aquellos sectores más vinculados al l’Estado, contrarios, y otros más vinculados al ámbito autonómico, que sí adoptaron posiciones más favorables al independentismo en tanto que podían ver en el proyecto de una independencia ordenada bajo los marcos de la UE y por tanto, integrada en los mercados globales, una oportunidad de mejorar su posición.

La pequeña burguesía, sin un papel dirigente en la sociedad catalana ni de gran privilegio, se circunscribió más en torno a los intereses mayoritarios del pueblo trabajador.

La clase trabajadora se adscribió de forma desigual al Proceso, de forma variada territorialmente, y hubo dificultades para conectar con parte de ésta en determinadas áreas. Ahora bien, sin duda, fue la principal protagonista cuantitativamente: engordó las principales movilizaciones y dinamizó las organizaciones y espacios propios del Proceso (Asamblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural, CDR, etc).

13. Sobre el programa independentista. El proyecto independentista del último ciclo no tuvo un claro programa político. Sin embargo, hubo un gran consenso en torno a la necesidad de creación de un Estado para la profundización democrática y la mejora de derechos individuales y colectivos. De hecho, los momentos de mayor adhesión al proyecto se dan cuando estos elementos se visualizan más y ocupan mayor centralidad (ej. manifestación 11S en la Meridiana).

14. Sobre el espacio 3 de octubre. El espacio autodeterminista y antirrepresivo acaecido en torno a la huelga general del 3 de octubre permitió identificar y movilizar un bloque social que, si bien no era estrictamente independentista, se encuadra en la autodeterminación y el avance de los intereses de la clase trabajadora. Las coordenadas de este bloque social, prácticamente desarticulado en la actualidad, podrían ser elementos aglutinadores en torno a los cuales iniciar un nuevo ciclo político.

15. Necesidad de espacio de masas nacional y de clase. Necesidad de contar con sindicalismo nacional y de clase fuerte, que revierta en un futuro la falta de referencialidad y liderazgo en clave de clase en la que se halló la clase trabajadora catalana. La CUP como fuerza anticapitalista que se dirige a las clases populares debe implicarse por el fortalecimiento del espacio sindical independentista y de clase en atención a los intereses compartidos.

16. La potencialidad constituyente. Uno de los elementos diferenciadores entre el proyecto independentista catalán y las apuestas de la izquierda española tiene que ver con que el primero planteaba la creación de un nuevo ente político, y por tanto, de unas nuevas formas de relaciones sociales enmarcadas dentro de un nuevo Estado. En definitiva, no jugaba a la lógica de ganar terreno a una legalidad existente, sino que la superaba por una nueva.

Esta dinámica de lucha es sustancialmente distinta a la dinámica clásica de los movimientos sociales de los últimos tiempos que han basado sus luchas en conquistas legales por ampliar derechos. Existe una hipótesis sobre que el planteamiento constituyente de la lucha tiene un potencial mucho más aglutinador, rupturista e incluso realizable, que el primero, en tanto que, como se ha visto, que algunos derechos se hagan ley no es garantía de que ese derecho se aplique ni mucho menos que transforme la sociedad.

17. Internacionalismo. Necesidad de construir unas relaciones políticas internacionales sólidas, con planificación y continuidad, más allá de encuentros y contactos puntuales, con fuerzas de la izquierda anticapitalista e independentista en toda Europa. Pasar de la simple solidaridad a la creación de estructuras políticas de apoyo mutuo, que resultan fundamentales no sólo en momentos de ruptura y de reconocimiento internacional, sino para avanzar hacia estos escenarios. A partir de estas ideas, situamos algunas preguntas para alimentar el debate retrospectivo sobre el ciclo político del 1-O:

A·- ¿Qué potencial tiene la propuesta constituyente? ¿Es necesario un programa político independentista para generar un nuevo ciclo movilizador? ¿Con qué objetivo, con qué agentes de qué forma se podría construir?

B·- ¿Qué elementos identificamos que nos faltaron para tener una organización preparada para el momento revolucionario que supuso el 1-O?

C·- ¿Qué condiciones pensamos que son claves para la generación de escenarios como el 1-O y cómo las construimos? · A pesar de ser un movimiento masivo hubo sectores de las clases populares que no se sintieron interpelados. ¿Cómo llegar?

En esta línea, debemos asumir que la lucha por la construcción de un proyecto político revolucionario mediante diversas vías (luchas social y luchas políticas con múltiples vertientes) es contradictoria. Es una lucha que, por mucho que se exprese fuera de las instituciones, a menudo se canaliza en una lucha a través del Estado vía la consecución de medidas que arañamos o imponemos desde las instituciones y que mejoran nuestras condiciones para alcanzar el nuestro objetivo.

A su vez, nuestro objetivo no es mejorar el sistema donde vivimos, sino que es subvertirlo y legar uno nuevo. La lucha contra el Estado (en un sentido amplio del término, es decir, más allá de las instituciones políticas) es clave para ello.

En este sentido, un proyecto político debe poder plantear, en cada momento y en función de la correlación de fuerzas existente, cuánta fuerza destina a la lucha a través del Estado y cuánta en contra del mismo.

Esta cuestión debe detallarse y justificarse. En función de todo esto, un movimiento revolucionario de liberación nacional debe decidir y planificar los recursos que se dedican a cada lucha, bajo la premisa de que nuestro rol como CUP, derivado de nuestra participación en la lucha institucional, es el del reformismo revolucionario: generar en las instituciones las condiciones necesarias para el escenario revolucionario.

Por eso, una de las tareas en la construcción de Unidad Popular (entendida como la alianza entre clases populares por la construcción de un bloque histórico liderado por la clase trabajadora) también es la lucha institucional como un terreno de lucha más para la consecución de nuestros objetivos políticos: la construcción de una República socialista, feminista y ecologista en los Países Catalanes.

Debate A partir de estos objetivos políticos y el consenso de la necesidad estratégica hacia un escenario revolucionario de ruptura, la CUP debe afinar en su tarea y clarificar y desarrollar qué necesitamos para hacer esta ruptura y, por tanto, como debemos desarrollar nuestra propuesta política.

El gran reto: llevarlo a cabo, y de ahí se derivan diferentes propuestas para lograrlo que se han convertido en diferentes marcos de acción política a veces contrapuestos.

El objetivo de este espacio en el Congreso es iniciar un debate sobre estas propuestas para identificar cuál es la mejor estrategia política para alcanzar nuestros objetivos políticos y por tanto, poder fortalecer desde aquí el proyecto político de la CUP.

Como Grupo Motor hemos querido sintetizar los debates en las siguientes preguntas:

A·- ¿Qué entendemos por Unidad Popular (construcción del bloque histórico y acumulación de fuerzas) y qué papel juega en la estrategia? ¿Cómo la desplegamos y qué papel juega la CUP en la construcción de la Unidad Popular?

B·- ¿Qué son y qué papel juegan las instituciones en una estrategia de ruptura? ¿Y por tanto, qué vamos a hacer a las instituciones?

C·- ¿Qué artefacto necesitamos para ello: qué debe ser la CUP?

D·- ¿Cómo articulamos una acción política común al conjunto de los PPCC y con vocación internacionalista? ¿En un contexto diverso y desigual, cómo definimos una estrategia común con táctica cambiante?

Bases para una estrategia política independentista y socialista en los Países Catalanes

Hipótesis Nuestro objetivo político sólo puede alcanzarse con una revolución en clave independentista. La institución, por sí sola, no podrá generar los escenarios necesarios para ello, a la vez que es imprescindible que los facilite. Desarrollo Nuestro objetivo estratégico final es el establecimiento de una república socialista, feminista, ecologista y antirracista en los Països Catalans.

Sin embargo nuestro objetivo de liberación nacional, somos también necesariamente internacionalistas; no como un añadido a nuestra militancia, sino desde la premisa de la comprensión de las necesidades de extender la revolución así como del trabajo coordinado con otras organizaciones revolucionarias internacionales. La ruptura democrática es la propuesta estratégica por la superación de un sistema de dominación que nos lleva al colapso.

Lo entendemos como la generación de un escenario revolucionario en clave independentista vinculado a un proyecto de emancipación social. Esto debe permitirnos en nuestro contexto histórico, los Países catalanes en el s XXI, romper con los sistemas de dominación y explotación actuales; debemos partir del consenso de que cualquier otra estrategia o vía de transformación hacia un capitalismo más amable a partir de reformas tendrá muy poco recorrido, sobre todo en un momento como el actual (cambio climático y escasez de recursos, crisis capitalista con decrecimiento tasa ganancia …).

En un momento de ruptura habrá que ocupar el máximo espacio institucional bajo las coordenadas de liderazgo popular para que puedan ser útiles a nuestros intereses de clase, y puedan disputarlo y sostenerlo para que nos acerque a nuestros objetivos políticos. Por eso, en nuestra lucha política también será imprescindible la construcción y fortalecimiento de un poder popular capaz de tomar el poder y todas sus formas y disputar un momento de ruptura.

En Catalán. L’estat del món avui: transformacions econòmiques del capital, crisi climàtica i ecològica i canvis geopolítics.

Ens trobem en un sistema capitalista en crisi des de fa dècades. A partir dels anys 70 les dificultats per mantenir altes taxes de benefici van empènyer a un gir econòmic de l’economia productiva, fins llavors orientada majoritàriament a la indústria, cap a l’economia financeritzada, fins que la impossibilitat de l’economia real per complir amb els beneficis a futur amb què s’especulava al sistema financer esclatà amb la crisi del 2008.

Des de llavors, el capital segueix tenint greus problemes per rendibilitzar-se en l’esfera productiva per la caiguda de la taxa de guany, i davant la dificultat per l’expansió territorial i l’obtenció de nous mercats, ha trobat en la inflació la forma de manteniment de beneficis, a l’hora que augmenta la competència internacional i la pressió sobre recursos i mercats.

Tanmateix, no es pot analitzar la situació en què es troba el sistema capitalista actualment sense tenir en compte que també estem davant d’una crisi climàtica i ecològica sense precedents, fruit de l’ús irracional dels recursos en la dinàmica de creixement constant i inherent del mode de producció capitalista, que ha topat, de fa anys, amb els límits del planeta.

La consegüent emergència climàtica amb nombroses catàstrofes i canvis (fenòmens meteorològics extrems, reducció de recursos naturals, energia, aigua, gestió de residus, canvis paisatgístics, migracions, pandèmies…), estan modificant les condicions d’habitabilitat del planeta. Cal que entenguem aquesta crisi ecosocial com un procés social que ja comencem a patir, on la lluita de classes s’accentuarà per la necessitat de cada classe a imposar els seus interessos, així com els estats del centre capitalista lluitaran per exportar les catàstrofes a la perifèria.

Davant d’aquesta situació, els grans capitals i la burgesia buscaran adaptar-se a aquests límits (nous nínxols de mercat a través del capitalisme verd, augment dels preus de matèries primeres que amaguin processos especulatius, control oligopòlic dels productes bàsics…), mentre que les forces revolucionàries haurem d’aprofitar l’evidència de la irracionalitat d’un sistema capitalista que ens apropa al col·lapse d’un planeta finit, per mostrar a ulls de grans capes de la societat la necessitat d’un sistema basat en l’economia planificada democràticament que permeti un ús racional dels recursos.

A nivell geopolític, estem veient com augmenta el rearmament de les potències imperialistes a escala global i creix la tensió bèl·lica a la cerca de l’enemic extern, ja que, com hem dit, cada cop es fa més difícil mantenir la rendibilitat del capital, la qual cosa implica un augment de la competència també a nivell internacional.

En la lluita per l’explotació dels recursos materials, humans, el control de les rutes mercantils o l’hegemonia en els mercats, el bloc imperialista central hegemònic (OTAN, EUA, i una UE completament subsumida als interessos dels primers) lluita per frenar el desenvolupament d’altres potències que posen en qüestió el seu domini mundial; potències en ascens que estronquen el paradigma bipolar geopolític que hi havia fins fa pocs anys. Aquesta pèrdua d’hegemonia en l’àmbit global augmenta l’agressivitat bèl·lica pel control dels recursos i les zones d’influència.

La guerra a Ucraïna pot entendre’s com una expressió recent a Occident d’aquest procés. També és necessari destacar que tot i existir aquest context hostil, sobreviuen i neixen un munt de resistències i conflictes (a l’Amèrica Llatina, l’Orient Mitjà o l’Àfrica subsahariana) que des de projectes polítics diversos desafien l’expansió econòmica i militar imperialista i colonialista. Aquests tres elements (crisi capitalista, crisi ecosocial i conflictes geopolítics), diferenciats però correlacionats, ens aboquen a una crisi energètica i de subministraments i un empitjorament de les condicions de vida de la classe treballadora a tot el món.

Les respostes que s’estan donant a aquesta situació arreu del planeta són múltiples en funció del paper que juga cada regió en el sistema econòmic internacional i de les dinàmiques internes pròpies de cada estat o territori.

L’Europa del capital. Si posem el focus a Europa (un projecte neoliberal creat per rendibilitzar el capitall), veiem com la seva economia, en el seu procés d’integració al mercat únic, s’ha caracteritzat per una forta polarització de les economies estatals que la integren i sense la qual no es pot entendre l’efecte diferenciat de la crisi financera del 2008 en la qual seguim immerses. La resposta que està donant la UE a aquesta crisi, accentuada per la pandèmia, és diferent de la del 2008.

En aquell moment la reacció dels governs europeus va ser intentar garantir la continuïtat del sistema financer a través de rescats amb diner públic sostinguts per polítiques d’austeritat desacomplexades (grans retallades del sector públic, privatitzacions…), que van tenir un impacte abrupte en el nivell de vida de la població europea, a través de la pauperització dels estats del benestar ja perjudicats per dècades d’externalitzacions i infrafinançament.

Aquest fet va impactar sobretot en els països del sud, molt dependents dels sectors turístics i de la construcció, així com de l’especulació derivada d’aquests. Actualment, en canvi, la UE està apostant pel sosteniment del sistema financer i productiu a través de grans injeccions econòmiques de diner públic sota el mantra neoliberal de la col·laboració público-privada.

Aquestes injeccions, com poden ser els Fons Next Generation, es disfressen de «fons per a canvis estructurals per a la transició ecològica», però realment consisteixen a reforçar les lògiques neoliberals de transferència de diner públic al sector privat. Aquesta forma de manteniment dels beneficis empresarials a través de diner públic, sumat a l’aposta per mantenir ajudes socials que permetin evitar el conflicte, estan provocant que l’empitjorament de les condicions de vida de les treballadores sigui més lenta i difícil de detectar que al 2008, la qual cosa dificulta la mobilització i la resposta social.

Paral·lelament, estem veient com els estats europeus reforcen les polítiques de control i dominació des d’una lògica classista i racista sota el discurs de la seguretat i l’enemic extern (tancament de fronteres, control de migracions, polítiques i violència racista… que la crisi multidimensional accentuarà, tal com estem veient en les negociacions del pacte migratori europeu que apuntala la necropolítica de la UE en política exterior) per tal de desviar l’atenció i no fer front a la necessària superació del capitalisme com a principal causant dels problemes que hem descrit.

Aquest procés està coincidint i legitimant l’auge de discursos reaccionaris a nivell internacional i estatal que vinculen tesis marcadament racistes, classistes, masclistes, ultranacionalistes i negacionistes del canvi climàtic per donar una resposta conservadora en termes ideològics i culturals a la crisi.

Aquests tipus de discursos, que són especialment forts entre homes joves, i que podem llegir com una reacció als avenços en termes culturals aconseguits per les posicions transformadores en el cicle anterior, s’han estès per tot el món, i també s’han fet forts a l’estat espanyol i als Països Catalans.

Un breu repàs de la història i evolució de la Candidatura d’Unitat Popular

L’actualitat ens arrossega dia rere dia i ens dificulta reflexionar sobre la nostra militància i la nostra acció política.

Per això el grup Motor del Procés de Garbí hem volgut aprofitar l’espai i l’oportunitat del procés per debatre sobre el paper polític de la CUP els darrers anys. Per entendre quines victòries hem aconseguit i en quin punts hem comès errors per tal de no repetir-los i poder fer un aprenentatge col·lectiu que ens permeti desplegar tota la potencialitat del projecte d’Unitat Popular. La CUP es crea dins el moviment de l’independentisme d’esquerres català que arrenca el 1969 amb la fundació del PSAN. El seu origen és l’Assemblea Municipal de l’Esquerra Independentista (AMEI) creada a finals de 1986.

L’AMEI va néixer per la necessitat de fer un salt endavant en la maduració política del moviment, articulat al voltant del l’MDT i molt centrat fins llavors en l’agitació. Es partia de l’experiència de regidors independentistes i especialment de la feina de les alcaldies d’Arbúcies i Ribes. En les eleccions municipals de 1987 es van presentar les primeres llistes amb el nom de Candidatura d’Unitat Popular. És arran del Procés de Vinaròs que l’Esquerra Independentista aposta per un nou impuls de les Candidatures d’Unitat Popular que pren en un inici una forma més pròpia d’una coordinadora de candidatures locals de caràcter municipalista vinculades a l’Esquerra Independentista.

Amb el creixement d’Assemblees Locals i candidatures arreu del país, la CUP transforma progressivament la seva organització, una evolució que es materialitza l’any 2012 a l’Assemblea Nacional celebrada a Reus i que consolida la Candidatura d’Unitat Popular com una organització política de caràcter nacional.

Al llarg dels darrers 20 anys la tendència al creixement ha estat constant i sostinguda, si bé a les darreres eleccions hi va haver un descens de candidatures i regidors i regidores electes. L’any 2003 es van presentar 12 candidatures que van obtenir 6 electes; el 2007 van ser 35, amb 22 electes; el 2011 van ser 99, amb 101; el 2015 van ser 156, amb 385; i el 2019 es va arribar al rècord històric de 196 candidatures, si bé amb 334 electes. Finalment, a les darreres eleccions municipals de 2023 es van presentar sota el paraigües d’Alternativa Municipalista de la CUP un total de 167 candidatures que van obtenir 313 regidors i regidores1.

L’onada mobilitzadora del 15-M, el fort creixement del moviment feminista en defensa de l’avortament, i el moviment en defensa del dret a l’habitatge i el procés, entre d’altres, generen un cicle mobilitzador que té un impacte directe en els millors resultats a les municipals al 2015 amb el major número de vots de la història de la CUP i el major número de regidores.

En aquest moment són moltes les candidatures que passaran a formar part de govern, en solitari o de manera compartida amb altres forces polítiques, amb el canvi en l’acció institucional que això suposa. No és una coincidència que sigui durant el mandat 2015-2019 quan es produeixi el punt àlgid del Procés amb la celebració de l’1-O al 2017, quan la CUP es troba més forta que mai, tant pel que fa a militància com a la representació institucional, com als suports en el seu discurs.

En aquesta evolució cal tenir en compte la irrupció de la CUP al Parlament de Catalunya l’any 2012 amb 3 escons (126.219 vots) que va suposar un impuls d’assembles locals i candidatures arreu del territori amb un augment de la visibilitat pública i la referencialitat política per a l’independentisme d’esquerres.

Els resultats electorals al Parlament han estat desiguals i canviants, molt marcats pels contextos polítics en què s’han celebrat les eleccions. L’any 2015, la CUP va obtenir els seus millors resultats amb 11 escons, representació per les quatre circumscripcions i 336.375 vots. L’any 2017, a les eleccions convocades sota l’aplicació de l’article 155, es van obtenir 4 escons amb 195.246 vots. A les darreres eleccions de 2021, marcades per una forta abstenció, la CUP va obtenir 9 escons amb 189.924 vots. Per acabar el repàs de resultats electorals cal fer esment de l’entrada al Congrés dels Diputats de Madrid l’any 2019 amb dos escons i 246.971 vots, i la pèrdua de representació a les darreres eleccions de 2023 amb 98.794 vots.

No obstant això, tant els errors com els encerts de l’anterior cicle, així com una conjuntura adversa en clau nacional i social (tal com s’ha desenvolupat en l’apartat d’anàlisi de conjuntura) ens obliguen a entomar el repte d’esmolar l’eina i el projecte polític de la CUP.

És per això que en aquest bloc proposem abordar tres qüestions centrals: l’anàlisi de la lluita institucional de la CUP tant als ajuntaments i altres ens locals (consells comarcals i diputacions, principalment) com al Parlament de Catalunya i el Congrés dels Diputats; el cicle polític independentista marcat per l’1 d’Octubre; i l’evolució del model organitzatiu de la CUP.

Anàlisi del procés mobilitzador 2011-2019

Posem el focus – lectura conjunta del cicle de l’1-O. En la tasca política de la nostra organització ha estat primordial la capacitat de generar mobilització i organització a través del conflicte. En el cicle mobilitzador que podria comprendre entre el 2011 i el 2019 (15-M, moviment feminista, lluita per l’habitatge, vagues generals…), s’hi inscriu també el procés independentista.

Ens proposem fer una anàlisi profunda de què va suposar el cicle de l’1-O i els aprenentatges que podem extreure com a organització, com a experiència recent i cabdal per la història del nostre país. La jornada de l’1 d’octubre va ser un dels moments més propers a un escenari insurreccional que hem viscut als Països Catalans i a l’Europa Occidental en les darreres dècades; això fa que calgui analitzar tot el cicle polític que el va possibilitar i el seu tancament per tal de millorar la nostra tasca de cara a nous embats o cicles de conflicte polític.

Aquesta anàlisi cal que es faci des de l’honestedat i evitant les culpabilitzacions, personificacions i exercicis de política ficció. L’objectiu, doncs, és extreure’n aprenentatges polítics d’utilitat. En primer lloc, cal emmarcar el cicle de l’1 d’octubre com un procés d’acumulació de forces en què convergeixen elements activadors de caràcter nacional o independentistes (consultes populars per la independència, procés i sentència de l’Estatut, etc.) amb activadors de caràcter social i de classe (crisi 2008, moviment dels indignats, 15M, vagues generals, moviment feminista, etc.).

Ambdós impulsos es retroalimenten i encertadament, per a bona part de la població catalana la solució que canalitza ambdues aspiracions és l’autodeterminació del poble català. L’aportació del nostre espai polític va ser cabdal: l’impuls de les primeres consultes per la independència, l’actualització de la proposta independentista transformadora, la proposta del referèndum, la socialització de la desobediència a grans masses de població, la creació dels CDR o l’impuls de l’espai autodeterminista del 3 d’octubre en són alguns exemples.

Amb una voluntat introductòria i poc exhaustiva, el Grup Motor del Procés de Garbí identifiquem els següents aprenentatges com a elements disparadors i fins i tot, conflictius entre ells, del debat al voltant de l’anàlisi retrospectiva del cicle polític anterior.

1. Necessitat d’una lectura política compartida. L’existència d’una lectura dispar en el si de la CUP respecte el Procés va dificultar l’actuació clara i unísona en diferents episodis del darrer cicle polític.

2. Necessitat d’anàlisi profunda del poder. El darrer cicle va mostrar la fortalesa del capital i l’Estat de desplegar el seu poder polític malgrat la massiva mobilització desobedient del poble i les institucions catalanes. Cal aprofundir en l’anàlisi de l’Estat, la Unió Europea, així com del conjunt d’institucions catalanes que hi són sotmeses per desplegar una millor estratègia que combati cada un dels fronts que l’Estat té a les seves mans per aturar la independència. Aquesta anàlisi ha de permetre identificar quines estructures o institucions de caràcter popular i alternatiu cal desplegar per sostenir un embat futur en millors condicions.

3. El paper de les institucions. L’1 d’octubre va ser possible per una combinació exitosa entre Poder Popular i institucionalitat alternativa i la institucionalitat legal. Sense una xarxa clandestina d’organització material del referèndum, així com una xarxa de CDR que en defensessin materialment la celebració, no hagués estat possible. De la mateixa manera, sense una implicació institucional tant en termes propagandístics com de creació de legitimitat (legal i simbòlica), tampoc.

4. Sobre la política d’aliances i la correlació de forces. Només una força revolucionària, que no defuig la inestabilitat i el conflicte, és capaç d’arribar fins al final en l’exercici del dret a l’autodeterminació, de manera que el lideratge de forces burgeses –per la seva naturalesa– és incompatible amb arribar a un moment revolucionari com pot ser la independència.

Això no implica negar les aliances tàctiques amb qui es consideri oportú en funció de la conjuntura (analitzant curosament a quins interessos estem contribuint en cada moment), però en un moment de conflicte, un espai revolucionari liderat per la classe treballadora ha d’aspirar a convèncer i arrossegar a amplis sectors de la societat en la construcció d’aquest bloc històric que ens permeti avançar en els interessos del poble treballador català.

5. Bona capacitat de socialització de plantejaments propis. Es van aconseguir socialitzar plantejaments històrics de l’Esquerra Independentista, des de qüestions més polítiques de concepcions respecte l’estat espanyol i el capitalisme (autoritarisme estat espanyol, incompatibilitat democràcia i capitalisme…) a socialitzar massivament moltes de les formes de lluita (desobediència, organització popular, mobilització, cultura antirepressiva…) que l’EI havia incorporat durant anys en la seva praxis política, i es va aconseguir debilitar plantejaments hegemònics fins al moment.

6. Una organització preparada per al conflicte. Davant de l’escenari de conflicte, l’organització i la seva estructura va mostrar alguns encerts però també algunes debilitats. Cal una organització que tingui la capacitat d’integrar, generar i sostenir escenaris de conflicte.

7. La repressió. Cal dotar-nos d’una resposta consensuada en clau antirepressiva, en coherència amb el projecte i l’estratègia que ens permeti sostenir el conflicte a la vegada que es dona resposta als embats repressius.

8. La multiplicitat de direccions. L’existència de direccions diferenciades entre organitzacions de l’EI, amb àmbits d’actuació i nivells i tipus d’informació diferents va aprofundir en les lectures diferents del moment polític i va generar disfuncions. Alhora, es va generar una dependència de la CUP, que de facto va esdevenir direcció de l’Esquerra Independentista.

9. L’honestedat. Més enllà dels errors polítics o la derrota del moviment independentista, el fet de no afrontar amb honestedat les lectures del cicle i les seves limitacions va impactar negativament en l’organització i el moviment, va fer que perdés credibilitat, sumat al bloc de l’espai institucional independentista i al desengany amb aquests. Probablement això fos un element que ens fes perdre més suports, simpaties i fins i tot militància, tot i la conjuntura derivada de no haver assolit el nostre objectiu.

10. Autodeterminació per la ruptura democràtica. Es va validar l’autodeterminació com a element de desestabilització del poder capitalista espanyol, i una via amb molt potencial de ruptura real.

11. Les condicions contextuals que van possibilitar l’1 d’octubre. El cicle Procés i l’1 d’octubre va ser possible per una conjunció d’una evident crisi econòmica, una impugnació sistèmica àmplia i l’evidència dels límits a les aspiracions majoritàries del poble català al Principat dins l’estat espanyol. Repetir una situació insurreccional com la de la tardor del 2017 requereix crear aquestes condicions contextuals prèvies.

12. Sobre el paper de la burgesia i l’estructuració social de l’independentisme. El Procés no va ser un procés polític burgès. Mentre que la gran burgesia catalana mai va apostar pel projecte independentista (i el va combatre) per la seva pròpia condició d’existència, vinculada a les estructures del capital estatal i internacional, la burgesia mitjana es va dividir entre aquells sectors més vinculats a l’Estat, contraris, i d’altres més vinculats a l’àmbit autonòmic, que sí van adoptar posicions més favorables a l’independentisme en tant que podien veure en el projecte d’una independència ordenada sota els marcs de la UE i per tant, integrada als mercats globals, una oportunitat de millorar la seva posició.

La petita burgesia, sense un paper dirigent a la societat catalana ni de gran privilegi, va circumscriure’s més al voltant dels interessos majoritaris del poble treballador. La classe treballadora va adscriure’s de forma desigual al Procés, de forma variada territorialment, i va haver dificultats per connectar amb part d’aquesta en determinades àrees. Ara bé, sense dubte, va ser la principal protagonista quantitativament: va engreixar les principals mobilitzacions i dinamitzar les organitzacions i espais propis del Procés (Assemblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural, CDR, etc).

13. Sobre el programa independentista. El projecte independentista del darrer cicle no va tenir un programa polític clar. No obstant això, hi va haver un gran consens al voltant de la necessitat de creació d’un Estat per a l’aprofundiment democràtic i la millora de drets individuals i col·lectius. De fet, els moments de major adhesió al projecte es donen quan aquests elements es visualitzen més i ocupen major centralitat (ex. manifestació 11S a la Meridiana).

14. Sobre l’espai 3 d’octubre. L’espai autodeterminista i antirepressiu esdevingut al voltant de la vaga general del 3 d’octubre va permetre identificar i mobilitzar un bloc social que, si bé no era estrictament independentista, s’enquadra en l’autodeterminació i l’avenç dels interessos de la classe treballadora. Les coordenades d’aquest bloc social, pràcticament desarticulat en l’actualitat, podrien ser elements aglutinadors al voltant dels quals iniciar un nou cicle polític.

15. Necessitat d’espai de masses nacional i de classe. Necessitat de comptar amb sindicalisme nacional i de classe fort, que reverteixi en un futur la manca de referencialitat i lideratge en clau de classe en la que es va trobar la classe treballadora catalana. La CUP com a força anticapitalista que s’adreça a les classes populars ha d’implicar-se per l’enfortiment de l’espai sindical independentista i de classe en atenció als interessos compartits.

16. La potencialitat constituent. Un dels elements diferenciadors entre el projecte independentista català i les apostes de l’esquerra espanyola té a veure amb què el primer plantejava la creació d’un nou ens polític, i per tant, d’unes noves formes de relacions socials emmarcades dins d’un nou Estat.

En definitiva, no jugava a la lògica de guanyar terreny a una legalitat existent, sinó que la superava per una de nova. Aquesta dinàmica de lluita és substancialment diferent a la dinàmica clàssica dels moviments socials dels últims temps que han basat les seves lluites en conquestes legals per ampliar drets. Existeix una hipòtesi sobre que el plantejament constituent de la lluita té un potencial molt més aglutinador, rupturista i fins i tot, realitzable, que no pas el primer, en tant que, com s’ha vist, que alguns drets es facin llei no és garantia que aquest dret s’apliqui ni molt menys que transformi la societat.

17. Internacionalisme. Necessitat de bastir unes relacions polítiques internacionals sòlides, amb planificació i continuïtat, més enllà de trobades i contactes puntuals, amb forces de l’esquerra anticapitalista i independentista arreu d’Europa. Passar de la simple solidaritat a la creació d’estructures polítiques de suport mutu, que esdevenen fonamentals no sols en moments de ruptura i de reconeixement internacional, sinó per avançar cap aquests escenaris. A partir d’aquestes idees, situem algunes preguntes per alimentar el debat retrospectiu sobre el cicle polític de l’1-O:

A·- Quin potencial té la proposta constituent? Cal un programa polític independentista per a generar un nou cicle mobilitzador? Amb quin objectiu, amb quins agents de quina manera es podria construir? · Quins elements identifiquem que ens van faltar per tenir una organització preparada pel moment revolucionari que va suposar el 1-O?

B·- Quines condicions pensem que són claus per la generació d’escenaris com el 1-O i com les construïm?

C·- Tot i ser un moviment massiu van haver-hi sectors de les classes populars que no es van sentir interpel·lats. Com hi podem arribar?

Bases per a una estratègia política independentista i socialista als Països Catalans

Hipòtesi El nostre objectiu polític només es pot assolir amb una revolució en clau independentista. La institució, per si sola, no podrà generar els escenaris necessaris per fer-ho, a la vegada que és imprescindible que els faciliti. Desenvolupament El nostre objectiu estratègic final és l’establiment d’una república socialista, feminista, ecologista i antiracista als Països Catalans.

No obstant el nostre objectiu d’alliberament nacional, som també necessàriament internacionalistes; no com un afegit a la nostra militància, sinó des de la premissa de la comprensió de la necessitats d’estendre la revolució així com del treball coordinat amb altres organitzacions revolucionàries internacionals.

La ruptura democràtica és la proposta estratègica per la superació d’un sistema de dominació que ens porta al col·lapse. L’entenem com la generació d’un escenari revolucionari en clau independentista vinculat a un projecte d’emancipació social. Això ens ha de permetre en el nostre context històric, els Països catalans al s XXI, trencar amb els sistemes de dominació i explotació actuals; hem de partir del consens que qualsevol altra estratègia o via de transformació cap a un capitalisme més amable a partir de reformes tindrà molt poc recorregut, sobretot en un moment com l’actual (canvi climàtic i escassetat de recursos, crisi capitalista amb decreixement taxa guany…).

En un moment de ruptura caldrà haver ocupat el màxim espai institucional sota les coordenades de lideratge popular perquè puguin ser útils als nostres interessos de classe, i puguin disputar-lo i sostenir-lo perquè ens apropi als nostres objectius polítics. Per això, en la nostra lluita política també serà imprescindible la construcció i enfortiment d’un poder popular capaç de prendre el poder i totes les seves formes i disputar un moment de ruptura.

En aquesta línia, hem d’assumir que la lluita per la construcció d’un projecte polític revolucionari mitjançant diverses vies (lluites social i lluites polítiques amb múltiples vessants) és contradictòria. És una lluita que, per molt que s’expressi fora les institucions, sovint es canalitza en una lluita a través de l’Estat via la consecució de mesures que esgarrapem o imposem des de les institucions i que milloren les nostres condicions per assolir el nostre objectiu.

A la vegada, el nostre objectiu no és millorar el sistema on vivim, sinó que és subvertir-lo i llegar-ne un de nou. La lluita contra l’Estat (en un sentit ampli del terme, és a dir, més enllà de les institucions polítiques) és clau per fer-ho.

En aquest sentit, un projecte polític ha de poder plantejar, en cada moment i en funció de la correlació de forces existent, quanta força destina a la lluita a través de l’Estat i quanta en contra del mateix. Aquesta qüestió s’ha de detallar i justificar. En funció de tot això, un moviment revolucionari d’alliberament nacional ha de decidir i planificar els recursos que es dediquen a cada lluita, sota la premissa que el nostre rol com a CUP, derivat de la nostra participació en la lluita institucional, és el del reformisme revolucionari: generar dins les institucions les condicions necessàries per l’escenari revolucionari.

Per això, una de les tasques en la construcció d’Unitat Popular (entesa com l’aliança entre classes populars per la construcció d’un bloc històric liderat per la classe treballadora) també és la lluita institucional com un terreny de lluita més per a l’assoliment dels nostres objectius polítics: la construcció d’una República socialista, feminista i ecologista als Països Catalans.

Debat A partir d’aquests objectius polítics i el consens de la necessitat estratègica cap a un escenari revolucionari de ruptura, la CUP ha d’afinar en la seva tasca i clarificar i desenvolupar què ens cal per fer aquesta ruptura i, per tant, com hem de desenvolupar la nostra proposta política. El gran repte: dur-ho a terme, i d’aquí se’n deriven diferents propostes per assolir-lo que han esdevingut diferents marcs d’acció política a vegades contraposats.

L’objectiu d’aquest espai al Congrés és iniciar un debat sobres aquestes propostes per identificar quina és la millor estratègia política per assolir els nostres objectius polítics i per tant, poder enfortir des d’aquí el projecte polític de la CUP.

Com a Grup Motor hem volgut sintetitzar els debats en les següents preguntes:

A·- Què entenem per Unitat Popular (construcció del bloc històric i acumulació de forces) i quin paper juga en l’estratègia? Com la despleguem i quin paper juga la CUP en la construcció de la Unitat Popular?

B·- Què són i quin paper juguen les institucions en una estratègia de ruptura? I per tant, què anem a fer a les institucions?

C·- Quin artefacte necessitem per això: què ha de ser la CUP?

D·- Com articulem una acció política comuna al conjunt dels PPCC i amb vocació internacionalista? En un context divers i desigual, com definim una estratègia comuna amb tàctica canviant?»