Dos testigos sospecharon a la policía Rosa Peral: Sugería «una coartada como una casa»

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FOTOGRAFÍA. AUDIENCIA DE BARCELONA (BARCELONA) ESPAÑA, 10.02.2020. Dos testigos en el juicio del crimen de la urbana han declarado que sospecharon de Rosa Peral (d) poco después de aparecer el cuerpo de su novio y también policía, Pedro Rodríguez, ya que, ha dicho uno de ellos, sus explicaciones sugerían una "coartada como una casa", y un tercero ha negado que esta que tuviese miedo de su amante Albert López (i). Efe

Efe – Dos testigos en el juicio del crimen de la urbana han declarado que sospecharon de Rosa Peral poco después de aparecer el cuerpo de Pedro Rodríguez ya que, ha dicho uno de ellos, sus explicaciones sugerían una «coartada como una casa», y un tercero ha negado que esta que tuviese miedo de Albert López. Barcelona (España), lunes 10 de febrero de 2020. 

En la sección décima de la Audiencia de Barcelona se ha reanudado este lunes la segunda semana del juicio contra los dos guardias urbanos Rosa Peral y Albert López, que se enfrentan a penas de hasta 25 años de prisión, acusados de un delito de asesinato con alevosía en un triángulo amoroso.

Peral y López están acusados de asesinar el 1 de mayo de 2017 a Pedro Rodríguez, la pareja sentimental de ella y también agente de la guardia urbana, en el domicilio de la pareja en Vilanova i la Geltrú, y de prender fuego a su coche con su cuerpo sin vida dentro del maletero, que fue hallado por la policía el 5 de mayo, al tiempo que intentaron incriminar a Ruben, el exmarido de Peral.

Un guardia urbano, amigo de la víctima, ha testificado este lunes ante el tribunal del jurado que el día en que Pedro Rodríguez fue asesinado mantuvo una conversación con la acusada, a las 23.08 horas de la noche, en la que aseguraba que Pedro le dijo que tenía intención de ir a la casa de Ruben a «pinchar las ruedas y con un bate».

Ha precisado que, en ese momento, no le pareció «raro» el comentario ya que la pareja había mantenido una discusión, pero que cuando apareció el coche calcinado con el cuerpo de Pedro empezó a reflexionar sobre los mensajes que le escribió esa noche la imputada.

«Era una coartada como una casa», ha dicho el testigo, sugiriendo así que la acusada estaba incriminando a su exmarido para eximirse ella del asesinato.

«Una persona que diga que va a ir a pinchar las ruedas y a por el bate el día que lo matan….era sospechoso», ha agregado.

También ha declarado que comenzó a sospechar de Rosa Peral después de que se encontrara el cadáver, otro amigo de Albert López, ya que a su juicio las explicaciones de la acusada sobre la desaparición de la víctima «no tenían sentido», como tampoco lo tenía que tuviese apagado el móvil durante varios días.

Este testigo, con el que la acusada mantuvo numerosas conversaciones ya que intentó mediar en la relación, ha precisado en este sentido que Peral le explicó que había mantenido una discusión con Pedro, tras la cuál este se marchó sin tener noticias de él durante varios días, ni siquiera por Whatsapp.

«Empecé a hacer una digestión mental, de que Rosa podía tener alguna implicación -en el crimen- o que conocía quién podía tenerla» cuando encontraron el coche, ha explicado el testigo.

Otro testigo, una ex compañera de trabajo de Peral y López, ha desmontado durante el juicio el principal argumento de la acusada, que basa su defensa en que tenía «miedo y pánico» al acusado, por lo que temía por su vida y la de sus hijas.

La testigo, que cenó con los acusados un día después de aparecer el coche calcinado con el cadáver de Pedro, ha testificado que Peral le dijo que «Albert se estaba portando muy bien», y ha agregado: «Se veía una complicidad y confianza» entre ambos.

Ha relatado, incluso, que esa noche López mantuvo una actitud cariñosa tanto con la acusada como con sus hijas y que dio la cena a la hija menor de Peral.

Según la testigo, la procesada mantuvo en todo momento una actitud «fría» y «tranquila», que atribuyó en ese momento a que quizás no había asimilado lo que había sucedido.

Durante esa cena, según este testimonio, la acusada resaltó en varias ocasiones que «no se fiaba de Ruben», su ex marido: «Me pareció extraño que hiciese tanto énfasis en que no se fiaba de Ruben. La veía como muy fría», ha relatado.

Además, ha declarado que el 4 de mayo, un día antes de que fuera encontrado el coche y el cadáver calcinado de Pedro Rodríguez, en el transcurso de una comida de despedida de un compañero de la guardia urbana, la imputada «estaba nerviosa» y le «desvió la mirada» cuando la saludó.