Barcelona (España), jueves 24 de agosto de 2023 (Luis Torres Piñar).- El Rey tras la incompleta ronda de consultas se ha pronunciado, nombrando como candidato para la formación de gobierno a Alberto Núñez Feijóo, a la espera de poder obtener la confianza de la Cámara, al menos, en una segunda votación por mayoría simple.
Parece que de común acuerdo entre la presidente del circo en el que se ha convertido la Cámara Baja y Feijóo, la votación será a finales del mes de septiembre, dándose el candidato tiempo suficiente para encontrar los apoyos o ceder a las pretensiones de quienes para ellos España no es más que un medio de vida para lo que les es necesario su total descomposición, empezando por la monarquía. O bien existe otra posibilidad y es que aquellos socialistas repartidos por el resto de España y que siempre claman contra las negociaciones con los filoetarras, secesionistas y la desvergüenza de hablar con el «huido» Carles Puigdemont Casamajò, decidan saltarse la «disciplina» de voto y abstenerse en una segunda ronda por el bien de la propia coherencia y España.
La Constitución española reconoce que ningún ciudadano puede ser obligado a votar y menos conducir su voto hacia ninguna opción o pretensión política. Ni siquiera el Reglamento de la Cámara Baja lo contempla. Por lo que eso de votar con la nariz «tapada» no es más que una frase con la pretensión de hacerla Ley o la excusa esgrimida por quien así lo haga.
No es habitual que en el comunicado de propuesta del candidato emitido por la Casa Real se hagan «consideraciones» como es el caso del presente. En la consideración tercera —último párrafo— literalmente dice: En el procedimiento de consultas llevado a cabo por su majestad el rey no se ha constatado, a día de hoy, la existencia de una mayoría suficiente para la investidura que, en su caso, hiciera decaer esta costumbre.
En esta ocasión, se debe reconocer que Felipe VI no se ha dejado convencer ante la desvergonzada propuesta que el sátrapa Sánchez parece haberle trasladado, al decirle que él está en mejores condiciones de conseguir una mayoría que su oponente. O sea, que sin ningún pudor —como es habitual en el personaje— le dice al monarca que cuenta con el voto o apoyo favorable de quienes ya se lo han dado para la constitución de la Mesa: filoetarras, secesionistas, nacionalistas e incluso para terminar con el «ilustre» elenco, un huido de la justicia, Carles Puigdemont Casamajò, que goza del mayor reconocimiento institucional del que se pudiera esperar de una Nación pretendidamente seria.
Lo peor que tiene el fascismo del presente, es que se autodenomina, antifascista… (lo dijere quien fuere)
En candidato Feijóo, tiene ahora el tiempo suficiente para «negociar» o ceder al «chantaje» al que el PNV le pueda someter a cambio de ese «gesto». De entrada, el Partido Popular se aviene también a hablar con los secesionistas catalanes, vascos y gallegos, eso sí, sin traspasar las líneas rojas de la Constitución… Entonces no es necesaria esa reunión por muy protocolaria y democrática que se quiera hacernos ver, cuando todos conocemos cuales son los objetivos de los enemigos de España. A no ser, que Feijóo alcance el «máxime coitus» y termine hablando en la intimidad, el catalán, vasco, gallego… y lo que haga falta…
Siempre queda por ver en cualquiera de los casos, cuál será el voto de VOX, que se da por seguro el sí, olvidando que es suyo y legítimo dependiendo de lo que se pacte entre los dos referidos (PP/PNV) o conclusión, que soberanamente pueda alcanzar de los contactos mantenidos con los secesionistas, de quien ya ha demostrado ser como mínimo, poco fiable, Alberto Núñez Feijóo.
Por otra parte, el sátrapa Sánchez cuenta con el mismo tiempo para ir ensamblando el oscuro futuro que pueden acarrearnos sus negociaciones si finalmente Felipe VI, decide reconocerle legitimidad constitucional y democrática a esa posible mayoría de la que, sin duda, le volverá a hablar en esa más que posible segunda ronda de consultas.
Ese sí, será el momento en el que el Rey Felipe VI, deberá tomar una decisión de Alta Responsabilidad y no ceder a las promesas del sátrapa Sánchez cuando le diga que cuenta con los votos de quienes se niegan a comparecer ante él y exigir conocer presencialmente de boca de los representantes a cambio de qué, ceden sus votos al posible candidato, justo lo que hacen las otras opciones, incluso el PNV.
Ese sí, es el momento en el que su majestad, deberá ejercer como árbitro y moderador, imponer su voluntad y declarar la imposibilidad de nombrar candidato al comprobar que ninguno de los posibles aspirantes garantiza los votos necesarios y convocar nuevas elecciones generales.
Luis Torres Píñar
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