La Trece Rosas eran destacadas y activistas del grupo terrorista Juventudes Socialista Unificadas

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 1939. En la imagen las Trece Rosas, mujeres de ultraizquierda integrantes del Partido Comunista de España (PCE) y Juventudes Socialistas Unificadas (JSC), que deciden montar una rebelión desde la clandestinidad tras finalizar la guerra civil española y tras ser repeladas y encausadas, son fusiladas junto a otros 43 varones también del PCE y JSU entre 5 de agosto de 1939 y 19 de febrero de 1940 en la tapia del cementerio del Este de Madrid tras dictar la sentencia de muerte el Tribunal. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Redacción.- Barcelona (España), domingo 16 de octubre de 2022. El colectivo extremista y comunista llamado «Las Trece Rosas» —grupo de 13 jóvenes, la mitad de ellas miembros de las «Juventudes Socialistas Unificadas (JSU)», fusiladas por las tropas del generalísimo de los tres Ejércitos, Francisco Franco Bahamonde, en Madrid el 5 de agosto de 1939, cuatro meses después de finalizar la Guerra Civil Española— «controlaban y dirían directamente cinco ‘Chechas’, en donde se torturó y se asesinó a cientos de personas; está perfectamente documentado por los propios papeles del Partido Comunista de España (PCE) que, bajo el control de esta organización juvenil, se encontraban las Checas de Mendizabal 24 -calle Raimundo Lulio, calle Santa Isabel 46, Convento de las Pastoras de Chamartín y calle Granda 4, teniendo un papel destacado en las actividades criminales de dicha organización para asesinar a miles de presos sin mediar Juicios alguno».

VÍDEO. FECHA EN LA QUE HEMOS TENIDO ACCESO, 15.10.2022.

«El Gobierno del frente Popular consintió que la milicias de los diferentes partidos de izquierdas (integrados) por numerosos delincuentes comunes, salidos de las prisiones, creasen sus cárceles particulares, las llamadas ‘Checas’; en las que, bajo los llamados ‘Tribunales Populares’ comenzó la captura y asesinato, los paseos de los religiosos, militares y derechistas, bajo la acusación de ser ‘enemigos de la República y de la libertad’.

Todos los partidos dle Frente Popular fundaron ‘Checas’ en Madrid, pero, sin lugar a dudas, los socialistas s, sobre todo, los comunistas, fueron quienes las convirtieron en un instrumento de control político al servicio de sus intereses de partido, siguiendo el ejemplo y directrices impuestos por los soviéticos durante la revolución rusa.

Las Trece Rusas participaron en una organización que asesinó sin juicio previo a miles de personas.

En el momento de detención de las integrantes de Las Trece Rosas, la organización ya se había convertido en un grupo terrorista dirigido por José Pena Brea, Severino Rodríguez Preciado y Federico Bascuñana Sánchez.

Las Trece Rosas fueron condenadas a muerte, pero la ejecución de la sentencia fue paralizada y a la espera. Sin embargo, un comando de la Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) asesinó al comandante de la Guardia Civil y miembro del Servicio de Inteligencia y Policía Militar (SIMP), Isaac Gabaldón, a su hija Pilar de 16 años y al conductor José Luis Díez, entre el tramo que unía Oropesa y Talavera de la Reina. Este ataque terrorista obligó a las autoridades judiciales a ordenar la ejecución d etodas las sentencias de muerte que se encontraban abalanzadas.

Entre las casi 70 sentencias que fueron ejecutadas, se encontraban las de Las Trece Rosas. Varias de ellas eran destacadas dirigentes y activista del grupo terrorista Juventudes Socialista Unificadas (JSU); un grupo terrorista que luego será el germen de los grupos terroristas comunistas, separatistas y marxistas leninistas ‘Euskadi Ta Askatasuna’ —en dialecto vasco «País Vasco y Libertad»— (ETA) y los ‘Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre’ (GRAPO).

La integrante de Las Tres Rosas, Ana López Gallego, era la responsable de la rama femenina de las Juventudes Socialistas Unificadas. Recibía órdenes directamente de Manuel González Gutiérrez y había tenido una destacada participación en la organización d el atentado terrorista frustrado que las Juventudes Socialistas Unificadas pretendían perpetrar durante el Desfile de la Victoria y que tenía como objetivo, el asesinato de la mayor cantidad de público asistente como declaró ante los Juzgados la propia terrorista Ana López Gallego. Su tarea era la de transportar los explosivos para lo cual se valía de jóvenes militantes de entre 15 y 17 años para no levantar sospechas.

Joaquina López Laffite fue la secretaria general del Comité Provincial de las Juventudes Socialistas Unificadas; su casa se usaba para las reuniones del dicho Comité y en ella se planificaron varios de los atentados terroristas que se prepararon desde la organización juvenil comunista. Joaquina López Laffite había organizado una red en la que participaban varias de Las trece Rosas, preparando a chicas jóvenes y comunistas para intimar con falangistas a los que sacaban información para luego señalar a las víctimas de los atentados terroristas.

Carmen Barrero Aguero era miembro del Comité Nacional de las Juventudes Socialista Unificadas y unas de las personas de mayor responsabilidad en la toma de decisiones junto a José Pena Brea, Severino Rodríguez Preciado.

Pilar Bueno Ibáñez era la mano derecha de su compañera Joaquina López Laffite en el Comité Provincia de la organización terrorista y el enlace de esta con Carmen Barrero Aguero.

Dionisia Manzanero Salas era la responsable de mantener el contacto entre las diversas ramas del grupo terrorista y rendir cuentas ante Federico Bascuñana Sánchez, dirigente encargado de los comandos terroristas que cometían los atentados de las Juventudes Socialistas Unificadas.

Las Juventudes Socialistas Unificadas participaron en crímenes como el genocidio de Paracuello, en el que más de 5.000 personas fueron asesinadas por sus ideas políticas, por su fé o simplemente por ‘gusto’, de los cuales los 276 eran niños», se puede oír en el vídeo difundido que Lasvocesdelpueblo ha tenido acceso este sábado, 15 de octubre de 2022.

SOBRE LAS 13 ROSAS LOS 57 COMUNISTAS FUSILADOS Y ÚLTIMOS DÍAS

Según recoge el blog «Búscame en el ciclo de la vida«, un blog de ideología izquierdista, la madrugada del 5 de agosto Las Trece Rosas entran en capilla. Las autoridades de la cárcel permiten a las presas Agripina Moreno y Aurora Rodríguez que se despidan de ellas. Según relata Agripina a Dolores Ibárruri en un carta fechada el 1 de julio de 1977, Pilar Bueno le manifestó: «Camarada Agripina, si tienes la suerte de salvarte, cuídate y vive para que nos hagáis justicia. Somos inocentes. Y si algún día ves a nuestra Dolores, le dices que moriremos como dignas discípulas suyas…». Carmen Bueno le dijo: «Me van a fusilar con mi hermano; lo siento por mi querida madre. Somos inocentes. Nos matan porque somos comunistas…»; Julia Conesa: «Moriremos como comunistas, no permitiremos que nos venden los ojos, nos matarán de cara a nuestros asesinos. Somos inocentes.» y Ana López Gallego: «Nos matan, pero nunca podrán destruir nuestras ideas, que transformarán el mundo». Un viejo camión se detiene ante las puertas de la cárcel de Ventas. A él suben Las Trece Rosas para su traslado al paredón de la muerte, escoltadas por guardias y acompañadas de la funcionaria María Teresa Igual.

Cuentan que iban serenas, firmes y hermosas, ilusionadas pues pensaban que iban a encontrarse con sus novios, maridos, compañeros, antes de ser ejecutadas. Pero lo que se encontraron fue que éstos 43 hombres ya habían sido fusilados, como lo serían ellas minutos más tarde. Julia Conesa tuvo tiempo de escribir una carta a su familia, el que sería su último mensaje: «Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar. Que mi nombre no se borre en la historia.»

Por su parte, Blanca Brisac Vázquez le dirigió esta carta a su hijo: «Querido, muy querido hijo de mi alma, en estos últimos momentos tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón que es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. Perdóname, hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. Olvídalo hijo, no me recuerdes así, y ya sabes que bien pesarosa estoy. Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabes, Quique mío. Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. Sigue el ejemplo de tu papachín. ¿Verdad, hijo, que en mi última hora me lo prometes? […] Enrique, que no se te borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la enseñaron a mí. Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe, después de una infinidad de besos, el beso eterno de tu madre».

LAS CONDENAS A MUERTE DE ELLAS Y DE ELLOS

Carmen Barrero Aguero (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años para ayudar a su familia. Militante del Partido Comunista de España (PCE), durante la guerra estuvo trabajando en talleres de intendencia en Valencia y al finalizar la contienda fue la responsable femenina del partido en Madrid. Detenida el 16 de mayo de 1939, trasladada a la cárcel de Ventas y fusilada el 5 de agosto de 1939 en la tapia del cementerio del Este. Su hermano Palmiro Barrero Aguado fue fusilado en el mismo cementerio el 8 de Abril de 1940.

Martina Barroso García (24 años, modista). Natural de Gilbuena (Ávila). Militante de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) Durante la guerra confeccionó ropa para los soldados y trabajó en un comedor social. Al finalizar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones. Ingresó en la cárcel de Ventas el 6 de junio de 1939. Durante su encarcelamiento, confeccionó unas alpargatas de esparto: «Dáselas a mi sobrina Lolita, que dentro de unos pocos días cumplirá dos años. Son para ella y para la hija que tendrá. Para que caminen por el dilatado mundo que no conoceré. Que vivan la vida que no podré vivir (…) Estas zapatillas significan no me olvidéis». Fue ejecutada el 5 de agosto de 1939 en la tapia del Cementerio del Este.

Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista y costurera). Natural de San Sebastián. Casada con Enrique García Mazas «Aguado», uno de los encargados en el sector Sur de la JSU. Miembro del Comité Provincial del Partido Comunista de España (PCE). Ingresó en la cárcel de Ventas el 24 de mayo de 1939. Fue ejecutada en la tapia del cementerio del Este el 5 de agosto de 1939. La primera descarga dejó con vida a Blanca Brisac, que gritó pidiendo auxilio hasta que fue rematada. Su marido fue fusilado unas horas antes.

Pilar Bueno Ibáñez (26 años, modista). Natural de Sos del Rey Católico (Zaragoza) y vecina de Madrid. Al inicio de la guerra se afilió al Partido Comunista de España (PCE) y trabajó como voluntaria en casas cuna. Fue nombrada secretaria de organización de radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Detenida el 15 de mayo de 1939, ingresó en la cárcel de Ventas dos días más tarde. Fue ejecutada en la tapia del cementerio del Este el 5 de agosto de 1939. Murió con el puño en alto gritando: «¡Viva la Juventud Socialista Unificada!».

Julia Conesa Conesa (19 años, modista). Natural de Oviedo, vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) a finales de 1937 y fue secretaria deportiva. Después encontró empleo como como cobradora de tranvías. Detenida en mayo de 1939 tras ser denunciada por un compañero de su novio, ingresa en la cárcel de Ventas el 17 de mayo. Fue ejecutada en la tapia del cementerio del Este el 5 de agosto de 1939.

Ana López Gallego (21 años, modista). Natural de La Carolina (Jaén). Militante de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y colaboradora de Radio Chamartín. Detenida el 16 de mayo de 1939 y trasladada a la prisión de Ventas el 6 de junio. Ejecutada en la tapia del cementerio del Este el 5 de agosto de 1939. No murió en la primera descarga y exclamó: «¿Es que a mí no me matan?».

Adelina García Casillas (19 años, modista). Natural de Hoyocasero (Ávila). Militante de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) desde primeros de 1937. Hija de un guardia civil. Le mandaron una carta a su casa indicando que sólo querían hacerle un interrogatorio rutinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en la cárcel de Ventas el 18 de mayo de 1939. Encargada de repartir las cartas entre las presas. Fue ejecutada en la tapia del Cementerio del Este el 5 de agosto de 1939.

Elena Gil Olaya (20 años). Natural de Madrid. Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín. Ingresó en la cárcel de Ventas el 3 de junio de 1939. A pesar de tener menos de veintiún años no fue destinada al departamento habilitado para menores de edad en la cárcel. Fue ejecutada el 5 de agosto de 1939 en la tapia del Cementerio del Este.

Virtudes González García (18 años, modista). Natural de Madrid. Afiliada a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) desde agosto de 1936. Valentín Ollero, su novio, fue nombrado responsable de Radio Oeste de las Juventudes cuando finalizó la guerra y ella hizo de enlace con la dirección madrileña. Detenida tras la denunciada realizada bao tortura por un compañero, ingresa en la cárcel de ventas el 17 de mayo de 1939. Fue fusilada el 5 de agosto de 1939 en la tapia del cementerio del Este de Madrid.

Valentín Ollero fué encausado y fusilado en el mismo proceso que Virtudes.

Joaquina López Laffite (23 años, estudiante). Natural de Trubia (Asturias). En septiembre de 1936 se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino al finalizar la guerra. Fue denunciada por Severino Rodríguez. Detenida el 18 de abril de 1939 en su casa, no ingresó en la cárcel de Ventas hasta el 3 de junio. Ejecutada en la tapia del Cementerio del Este el 5 de agosto de 1939.

Dionisia Manzanero Salas (20 años, modista). Natural de Madrid. Se afilió a Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Durante la guerra trabajaba como mecanógrafa en la Comisión de Organización del partido del Sector de Chamartín de la Rosa. Fue al frente con el batallón Octubre y realizó tareas de enfermera en un hospital de las Brigadas Internacionales. Al acabar la guerra fue enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Detenida el 16 de mayo de 1939 y trasladada a la cárcel de Ventas, fue fusilada el 5 de agosto de 1939 en la tapia del cementerio del Este de Madrid.
FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 1939. En la imagen las Tres Rosas, mujeres de ultraizquierda integrantes del (PCE) y (JSC). Ñ Pueblo (2)
En una carta dirigida a su familia escribía: «Como habéis visto a través de mi juicio, el señor fiscal me conceptúa como un ser indigno de estar en la sociedad de la Revolución Nacional Sindicalista. Pero no os apuréis, conservar la serenidad y la firmeza hasta el último momento, que no os ahoguen las lágrimas, a mí no me tiembla la mano al escribir. Estoy serena y firme hasta el último momento. Pero tened en cuenta que no muero por criminal ni ladrona, sino por una idea».

Victoria Muñoz García (18 años). Natural de Madrid. Se afilió con 15 años a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del sector de Chamartin de la Rosa, muerto en comisaria a consecuencia de las palizas recibidas. otro hermano, Gregorio, había sido ejecutado el 18 de mayo. Victoria ingresó en la cárcel de Ventas el 6 de junio de 1939 y fue fusilada en la tapia del Cementerio del Este el 5 de agosto de 1939.

Luisa Rodriguez de la Fuente (18 años, modista). Natural de Madrid. Ingresó en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) al declararse la guerra, colaborando en trabajos de retaguardia. Detenida el 28 de abril de 1939, tras la denuncia del agente de policía Manuel Fernández, fue la primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión. Ejecutada en la tapia del cementerio del Este el 5 de agosto de 1939.

Antonia Torre Yela (19 años, la rosa número 14). Natural de Madrid. En 1936 ingresa en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Encarcelada el 3 de junio de 1939, fue ejecutada el 19 de febrero de 1940 en la tapia del cementerio del Este de Madrid.

Sus compañeros comunistas

Joaquín Álvaro Blanco

Felipe Arranz Martín

Delfín Azuaga Yonte

Federico Bascuñana Sánchez

David Bedmar Arcas

Enrique Bustamante Sánchez

Domingo Cándido Luengo Fernández

Vicente Criado Pérez

Máximo de Diego de Diego

Esteban Dodignon Gómez

Adolfo Domínguez Palazuelos

Jorge Escribano Rilova

Celedonio Fernández Galán

Francisco Fernández González

Ramón Fernández Peña de Secade

Antonio Fuertes Moreno Peñuelas

Enrique García Mazas

Ignacio González Hernández

Pascual González Pérez

Manuel González Pérez

José Gutiérrez González

Isidro Hernández de la Fuente

Adolfo Latorre Toledo

Pedro Lillo Carballo

Antonio López del Pozo

Carlos López González

Fernando López González

Vicente Martín Acirón

Julio Martínez Pérez

Francisco Montilla Torres

Rubén Muñoz Arconada

Rafael Muñoz Coutado

Luis Nieto Arroyo

Francisco Nieto Vaquerizo

Gil Nogueira Martín

Valentín Ollero Paredes

José Pena Brea

Román Prieto Martín

Severino Rodríguez Preciado

Gregorio Sandoval García

Luis Sanabria Muñoz

Enrique Sánchez Pérez

Francisco Sotelo Luna