Pedro Sánchez es el peor enemigo de España

Debemos prepararnos para lo peor. Durante la anterior legislatura socialcomunista ya se dejó atado y bien atado. Esta vez sí, todo lo necesario para dar validez a cualquier ignominia que se nos presente como viable constitucionalmente. Lo estamos viendo. ¿De quién depende la fiscalía? Y para rematar el Tribunal Constitucional con su presidente Cándido Conde-Pumpido Tourón, de nombre no de significado, dispuesto a cualquier felonía que el «amo» le presente.

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FOTOGRAFÍA. ESPAÑA,17.11.2016. El líder de la banda terrorista ETA durante la masacre de la ETA en Hipercor y actual jefe del brazo político de esta banda terrorista en las instituciones EH Bildu, Arnaldo Otegi Mondragón, en una sede del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que lidera Pedro Sánchez Pérez Castejón, en las Vascongadas, (PSE), visiblemente contento y feliz tras un encuentro los suyos, 'progres' (progresistas) socialista. Efe

Barcelona (España), sábado 12 de agosto de 2023 (Luis Torres Piñar).- El mercadillo político está abierto. ¿Qué más me das? Muchas y diversas son las noticias que surgen a diario en los medios de comunicación de todo tipo, estilo y color, y no a todas debemos dar plena credibilidad, referentes a las posibles peticiones de los nacionalistas, secesionistas y filoterroristas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a cambio de ofrecer su apoyo, tanto para la formación de la Mesa del Congreso de los Diputados como para una posible investidura de Pedro Sánchez Pérez Castejón, quien, en mi opinión, hodierna es el peor enemigo de España, por delante del insurrecto Carles Puigdemont Casamajó e incluso del terrorista Arnaldo Otegui Mondragón.

Por descabelladas, algunas desde nuestra inocencia borreguil y nesciencia ya preocupante, nos negamos a darles credibilidad y tan sólo verosímiles en una distopía… Pues no querido leedor, los nacionalistas, menos aún los secesionistas junto con los otrora asesinos piden, exigen, se les conceda todo aquello que saben que con un gobierno del Partido Popular (PP) apoyado por VOX, solo proponerlo les podría significar la implementación del «temido» artículo 155 de la Constitución o incluso la petición de su ilegalidad.

Perdón, estoy soñando. Sabemos que el partido ganador de las últimas elecciones no se atrevería con semejante bizarría, pero sí creo poder asegurar que sobre las pretensiones oídas poco se llevarían.

¿Y qué puedo hacer yo?

Seguro que entre los leedores surgirá la pregunta de ¿y qué puedo hacer yo? Más de lo que se ha hecho, seguro. Por ejemplo, haber acudido a las concentraciones en lugar de relajarse, votar sin dejarse convencer por el voto «útil» o simplemente votar. En fin, esas decisiones y acciones que ha quedado demostrado que de hacerlas de una u otra forma tienen consecuencias.

A esta situación no hemos llegado por arte de birlibirloque. Por un lado, la vigente Constitución y por otro aquellos a la que se os ha impuesto por codicilo, por acción u omisión se ha consentido a los partidos que han venido gobernando con el entonces apetecido apoyo nacionalista, o sea, fascista; el ofrecimiento y concesión de prebendas y cesiones según les conviniera y la necesidad que tuvieran de su apoyo. De aquellos lodos, estos barros, lo que hace bueno el dicho de: «Todos estamos hechos del mismo barro, pero no es lo mismo ser bacín, que jarro».

En el que a estas alturas se nos restriega sin pudor, que nosotros los ciudadanos somos el «orinal» y ellos, los políticos, el «jarro». Por mucho que nos pique y nos rasquemos, es así. De otra forma no se explica que el mercadeo de «quién me da más» sea consentido por nosotros, los «soberanos» demócratas, rendidos ante la facundia del sátrapa Pedro Sánchez Pérez Castejón y sus correligionarios.

No es nuevo que la Unidad de España o la soberanía de los españoles sea mercancía de la que el PSOE se vale y apropia. Y no es una novedad en nuestra historia por mucha ucronía que se empeñen los socialistas en utilizar, gritando a quienes los quiera oír, sobre su honestidad y lealtad.

Para aquellos a los que se les ha mentido descaradamente con la historia y se han dejado convencer o simplemente la han asumido, debo recordar que en España en el año 1936 hubo un presidente del Gobierno llamado Francisco Largo Caballero, sindicalista de UGT y posterior presidente del PSOE que, a cambio del apoyo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en la Guerra Civil, armas, municiones, aviones, soldados, etc. entregó más del 70% de las reservas de oro existentes en la caja acorazada del banco de España a dicha potencia enemiga y comunista que pretendía subyugar la soberanía de España e incorporarla en su república socialista, tal y como hizo con las naciones de la antigua Europa del Este. Todo ello claro está, con el conocimiento de sus aliados secesionistas catalanes y vascos donde no faltaban los comunistas y anarquistas. Para quien no lo sepa, entonces la reserva del oro era el patrón por el que se valoraba la riqueza de una Nación, a más oro más poder.

¿Así pues, de qué nos sorprendemos? Nada de lo que está sucediendo es nuevo. Está todo redactado en nuestra historia. Basta buscarla, cotejarla y conocerla por uno mismo. No por quien la cuenta y barre fuera de su puerta y no ser condenados a repetir aquello que se ha pretendido borrar de nuestro pasado.

Debemos prepararnos para lo peor. Durante la anterior legislatura socialcomunista ya se dejó atado y bien atado. Esta vez sí, todo lo necesario para dar validez a cualquier ignominia que se nos presente como viable constitucionalmente. Lo estamos viendo. ¿De quién depende la fiscalía? Y para rematar el Tribunal Constitucional con su presidente Cándido Conde-Pumpido Tourón, de nombre no de significado, dispuesto a cualquier felonía que el «amo» le presente.

¿Qué podemos hacer ahora? Poco, hasta ver como se resuelve la situación política. ¿Qué podemos esperar ahora? Que se produzca el mal mejor y vayamos a nuevas elecciones. ¿Y en el futuro?

Primero. Despertar y escuchar a quienes por lo menos dicen lo que van a hacer con nuestro voto y no creer a quienes sabemos que prometen lo que no cumplirán.

Segundo. Exigir a los políticos que dejen de ningunearnos acudiendo a una gran manifestación organizada por algún líder que lo hay, en la que se deje claro y meridiano que el juego del mercadeo se ha terminado y que con nuestro dinero no se pagan chiringuitos ni se subvencionan a partidos políticos, sindicatos, organizaciones y administraciones cuadruplicadas en cada región entre otros muchos dispendios innecesarios del que los pensionistas no son los culpables.

Tercero. Exigir al Rey que ejerza su papel de árbitro sin complejos ni ataduras.

Quedo a vuestra disposición.

Luis Torres Píñar